Paraíso Perdido (Instalación film) La Casa Encendida, Madrid. Centro del Carmen, Valencia. Sala de exposiciones de SAnta Inés, Sevilla. Arco 2009. Becas de producción Generaciones Obra social CajaMadrid
Maloca,Comunidad de la etnia Marubo, Brasil
Mundo Paraíso Perdido a modo de instalación fílmica
se desarrolla mediante las estrategias narrativas del film-ensayo. Las narraciones
que despliega Mundo Paraíso Perdido
se centran en las imágenes que rodó Elena Rodriguez-Bauzá a mediados
de los años treinta del siglo pasado en las selvas amazónicas del Mato Grosso de Brasil. Las filmaciones
registradas en seis rollos de nitrato, y los relatos de los viajes de
ésta antropóloga y entomóloga aficionada recuperaron la memoria de un tiempo
desaparecido. Los rollos de nitrato eran la promesa del registro
cinematográfico que establecían la posibilidad de crear un index de los
registros culturales. Estos documentos cinematográficos se presentaban como un
archivo index para el registro y la perdurabilidad de los relatos culturales de
las comunidades indígenas que Elena
Rodriguez-Bauzá exploró. Las filmaciones coloniales de Elena Rodríguez-Bauzá en este sentido no
constituyen una obra documental acabada y pueden leerse como un rapto cultural simbólico de la imagen de esa
geografía humana desaparecida. Notas
parciales a modo estudio de campo
pero que mantienen las distintas escenas filmadas sin continuidad, apuntes
inacabados, imágenes documento antes de ser documental y que durante casi un
siglo han permanecido ocultas. El proceso de documentación diseminado de un
viaje exótico que recopila diversas secuencias de imágenes del Mato Grosso do
Sul incluyendo el retrato falseado y la documentación sobre sus antiguos
pobladores indígenas: imágenes de antiguos guerreros representando la danza de la guerra, secuencias de mujeres
indígenas que exponen ante la cámara su retrato desnudo, lugares de tránsito, filmaciones de las primeras líneas
ferroviarias que sembrarían la destrucción del hábitat de sus pobladores,
arriesgados trayectos en barco y barcaza a motor, y los más variados paisajes
selváticos. Los escenarios
naturales que sirvieron como localizaciones de los limites del Mato Grosso del
Sur se dibujan entre el estado de Mato Grosso (Norte), Goiás (Noreste), Minas Gerais y Sáo Paulo (Este) y el
río Paraná (Sureste). En esta zona se encuentra el rio San LourenÇo,
donde probablemente rodó las distintas puestas en escena con los indígenas. En
varias secuencias, Elena Rodríguez-Bauzá y
su marido, Rafael Peláez, recorren el humedal del Pantanal. Allí, en la
confluencia de los ríos Paraguay y Paraná, ella filma y fotografía a modo de
retrato las culturas perdidas de varias tribus descendientes de los guaikurú y
los kadiwéu, antiguos vigilantes de las orillas del Paraguay. Mundo Paraíso Perdido es una obra que explora la etnografía experimental, los vínculos entre
cultura e indigenismo en un mundo globalizado. De esta forma, la recuperación
fílmica y restauración de las filmaciones que Elena Rodríguez-Bauzá nos legó
desean ser una reflexión sobre la
noción de memoria colonial, sobre las
secuencias de imágenes que las huellas del retrato traen al presente a modo de
escritura etnográfica. Un proyecto utópico de retrato de culturas calificadas
desde la cultura occidental como “exóticas” que la entomóloga amateur Elena
Rodríguez-Bauzá trasladó a la selva del Mato Grosso, en concreto los márgenes
del río de San Lourenço y los del Pantanal. Esta zona, situada en el
centro-oeste de Brasil, cerca a su vez de
la ciudad de Cuiabá, y que hoy conforma un estado, fue destino de alguna
de las más importantes expediciones que partieron de Sao Paulo durante el siglo XVIII para poblar el interior del
país, crear puntos comerciales y encontrar partidas de oro y piedras preciosas.
Por estas tierras, en el siglo XIX y XX, pasaron escritores, aventureros y
científicos como Hércules Florence, el Barón de Langsdorff y con posterioridad
Claude Lévi-Strauss, quien imprimiera a la mirada del etnógrafo, mediante la
escritura de diarios e informes, la subjetividad del punto de vista en su obra
Tristes Trópicos difundida en Francia
por primera vez en 1955. Los géneros cinematográficos y la etnografía están
culturalmente relacionados, los géneros narrativos que delimitan la ficcionalidad
y documentalidad ensombrecidos y difuminados en el retrato y el registro de
otras culturas a modo de documento previo a la existencia de una narración
documental, tal y como Robert Flaherty
manifestara en el proceso de rodaje y participación directa de “Nanook of the North” entre 1912 y 1922, suponen considerar, siguiendo las aportaciones de Jay Ruby en su ensayo Revelarse a sí mismo: reflexividad, antropología y cine (1980) que
los géneros fílmicos surgen de la necesidad de la clase media occidental de
explorar, documentar y explicar el mundo, y así –explica Jay Ruby- dominarlo
simbólicamente, si no todo, al menos esa parte del mundo que la clase media
consideró como “exótica”. El
rodaje de esta etnografía experimental se ha ubicado en el Trapecio Amazónico entre las fronteras de
Colombia, Brasil y Perú. Cada uno de los archivos que el rodaje ha generado
tiene como escenarios de localización distintas las comunidades indígenas de
la etnia muinane bora, la etnia marubo, comunidad tikuna, comunidad de santa
sofia, la etnia cocama y la comunidad yagua. La cosmovisión marubo, en la que
nuevos entes se forman por la unión o transformación de partes de seres muertos
y mutilados parece ser resultado de una reorganización de sociedades indígenas
diezmadas y fragmentadas con el auge del período de la extracción del caucho
hasta la actualidad en toda la zona amazónica. Mundo paraíso perdido es un documento de antropología visual que narra el origen de los antiguos
pobladores de esas tierras, traza su retrato y refleja la mirada que el
cinematógrafo amateur arrebató al pasado. De esta forma, quiere ser una reflexión acerca de la dinámica
transformadora de la producción de
imágenes sobre las formas de vida indígena, formas de vida, arquitectura,
sentido de comunidad y subsistencia.
Las primeras filmaciones de las culturas
indígenas del Mato Grosso en
Brasil aparecen a raíz de un trabajo de acercamiento cultural emprendido por el
cartógrafo Cándido Mariano da Silva Rondon del Museu Nacional de Río de Janeiro
y contratado por éste, Luiz Thomas Reis inicia un trabajo sistemático de
registro etnográfico en cine. Entre 1913 y 1914, filma con los Pareci y
Nambikwara una película hoy perdida: "Sertôes de Mato Grosso" y en
1916, entre los Bororo, "Rituais e festas de Bororo", planteando así
el primer film etnográfico que implica además de su valor estético, la
capacidad de registrar con la cámara cinematográfica las vivencias cotidianas
de las culturas indígenas.
Interior de la Maloca. Preparando la comida. Etnia Marubo,
Brasil.
Localización de rodaje/Observación:
Amazonia. Colombia, Leticia, río Yabari y Brasil, Mato Grosso del Sur, río San Lorenço.
La instalación fílmica, a modo de ensayo Mundo Paraíso Perdido que en estos momentos desarrollo se centra
en las filmaciones queElena Rodríguez-Bauzá a mediados de los años 30 del siglo pasado
realizó, una serie de viajes a las selvas Amazónica del Mato Grosso. Estas filmaciones
registradas en seis rollos de nitrato y los relatos de estos viajes, Elena
Rodríguez-Bauzá recupera la memoria de un tiempo desaparecido.
Un Mundo Paraíso Perdido, un
documento antropológico que nos habla de los antiguos pobladores de esas
tierras, su retrato y la mirada que el cinematógrafo amateur arrebató al
pasado. De esta forma Mundo Paraíso Perdido quiere
ser una reflexión sobre la dinámica transformadora
de la producción de imágenes sobre la identidad indígena.
Paraíso PerdidoFilm
Instalación. Cultura e indigenismo. Trapecio Amazónico.Fronteras de Colombia, Brasil y
Perú.
El rodaje tiene como escenarios de localización distintas comunidades como
la etnia muinane bora, comunidad tikuna,comunidad de santa sofia, etnia cocama,
comunidad yagua y marubo. Etnografía experimental.